Como lo explicamos anteriormente, las represas que se construirán o que ya están en funcionamiento tanto en la India como en China, correspondientemente, indican un gran avance en el rubro de la tecnología y la eléctrica, pero no todos los constituyentes son beneficiados, puesto que para construir estas represas se tuvieron que trasladar a un aproximado de tres millones de personas, que son los habitantes de todos los terrenos que se utilizaron para la construcción de estas.
El problema sucede en la gestión de reacomodamiento de las personas y en la manera que actuó Siemens y todo el consorcio para con ellas. En primer lugar, ya se nota una gran preocupación de las personas que iban a ser desalojadas, puesto que las tierras que iban a ser sumergidas eran tierras muy fértiles y como en el caso de la India, la actividad de la agricultura es para todos los habitantes ribereños un sustento vital y el pilar más importante en su economía. Además de esto, se van a eliminar muchos puestos de trabajo para miles de pescadores, lancheros y removedores de arena que antes laboraban ahí.
En este caso en particular, los pobladores de Narmada (represa de Maheshwar), se opusieron al proyecto e iniciaron una protesta, cuya particularidad era la no violencia y la necesidad de conversación con los responsables de los proyectos. Pero los miembros del consorcio no reaccionaron de igual manera, puesto que no mandaron a las personas indicadas para negociar, sino, llamaron a la policía, quienes en un afán de “controlar” a los pobladores “enfurecidos” se comportaron de la manera más violenta, se asesinó a un grupo de pobladores, miles de personas fueron detenidas, entre ellas miles de niños y mujeres, quienes fueron maltratadas tanto física como psicológicamente. Como respuesta de estos ataques, Hermut Kormann, miembro del Consejo de Administración de Voith, una subsidiaria de Siemens AG respondió lo siguiente: - “Somos responsables frente a la nuestros inversores, lo que la sociedad quiere de nosotros es que construyamos centrales de energía, y si las centrales que construimos provocan víctimas, eso no nos compete”. De esta manera, se enfoca la ausencia de la ética en la gestión de los responsables de este proyecto, puesto que no se trata solo de realizar un buen proyecto que genere utilidades y beneficios económicos para la empresa, si no, también les compete generar o mantener el bienestar en los otros grupos relacionados con las construcciones, siendo estos la población, el ambiente, los empleados, etc.
En el caso de la represa de China, la de Tres Gargantas, se tiene un ambiente similar, pero el problema no se centra mucho en las agresiones contra el pueblo, puesto que al igual que en la India, esta represa también ocasiona un perjuicio para la población, si no se sitúa más en la gestión de acomodación de estos pobladores, porque al medio de estos, pobladores y directores del proyecto, se juegan ciertas partes como el gobierno y la mafia de las centrales hidroeléctricas, quienes en el afán de mantener y generar buenos beneficios personales, dejan a la población descuidada. Esto se evidencia en la falta de indemnización que recibe los pobladores por sus tierras, pese a que ellos fueron desalojados a la fuerza. Esta falta o poca indemnización hace que los pobladores no puedan comprar otras tierras donde vivir y trabajar. Y todo ello genera un daño para ellos. Estadísticamente hablando, la cantidad de personas que han sido y serán desalojadas están en el rango de 1.3 y 1.9 millones de habitantes. Y, razonablemente, los habitantes de la India no son los únicos damnificados, si no, también, el ambiente, puesto que son miles de metros de hectáreas fértiles que se han visto erradicadas y que en el futuro no servirán para nada.
Publicado por:
Gabriela Lazo H.
Laure Sauvageon